Suecia está de moda y su capital, en particular, gracias al éxito de una serie de novelas de Stieg Larsson, trilogía conocida como "Millennium". Los títulos son "Los hombres que no amaban a las mujeres", "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina" y "La reina en el palacio de las corrientes de aire". Su protagonista femenina, Lisbeth Salander, se mueve entre la estética gótica y la punk, y modifica sustancialmente la concepción de heroína más común en la novela policíaca. No a todo el mundo ha gustado esta trilogía: unos críticos la consideran original y bien escrita; para otros no pasa de ser un best-seller sin tanta calidad como se pregona. A Mario Vargas Llosa sí le ha gustado: aquí podéis leer un artículo suyo sobre la obra.
De cualquier modo, lo que sí ha logrado Larsson -aparte del empeño de su compañera por reivindicar los derechos de su última obra- es que a sus lectores les apetezca mucho visitar Estocolmo. Se han publicado varias guías turísticas que ofrecen un recorrido por la ciudad basado en el de Salander y Blomkvist, los justicieros protagonistas. Independientemente de todo este afán por conocer las calles de Millennium, Estocolmo merece una visita con o sin la ayuda de Larsson.
Y vamos con otra prueba. Quizá la calidad de las imágenes que tenéis arriba no sea mucha, dado que, finalmente, he tenido que escanear fotos de la era pre-digital. Os presento cuatro lugares cercanos entre sí cuyo atractivo para el visitante se alimenta de una figura histórica y literaria:
En el primero descansa.
En el segundo lo esperaron.
En el tercero y el cuarto tomaron nota.