viernes, 22 de abril de 2011

¿Dónde está? 41ª prueba

Cuando busqué las fotos de Lubeca, ahí al lado, muy cerca ya de Dinamarca, pensé: unas que nadie va a acertar. Error. En un ratito ya estaba Milagros al aparato. Sí, Lubeca, en alemán Lübeck, ciudad de la liga Hanseática que es conocida como "la puerta del norte de Europa". Su casco antiguo es Patrimonio de la Humanidad (es de las pocas ciudades alemanas que sobrevivieron a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, cuando fue centro logístico de la Cruz Roja) y su gótico de ladrillo os gustaría, seguro, casi tanto como su mazapán. Dicen que es "una de las ciudades medievales más bellas del continente". Pero aquí tenéis una explicación más ilustrativa:

"In unserem Artikelverzeichnis können beliebig viele Artikel geschrieben, eigereicht werden und diese Artikel werden anschliessend von uns überprüft. Bei ausreichender Qualität wird ihr Artikel in unserm Artikelverzeichnis veröffentlicht. Wir möchten unseren Besuchern eine breit gefächerte Auswahl an interessanten Artikeln & Berichten anbieten. Deshalb haben wir die grösstmögliche Anzahl an Hauptkategorien im Artikelverzeichnis vorgesehen."

Os dejo unos cuantos nombres imprescindibles por si alguien quiere visitarla: Dom (la catedral), Rathaus (ayuntamiento), Holstentor (la puerta de acceso al casco antiguo, emblema de la ciudad, flanqueada por las iglesias de St. Petri y St. Marien). Pasead por sus calles, plazas y patios aunque os acompañe el viento, que es parte de la decoración.

¿Qué visitamos ahora? Le había cogido a Irene Cantos varias imágenes de esta ciudad que visité hace tiempo, pero me las reservo por si fueran necesarias. Por lo pronto, ya que estamos en la semana de pasión, como dice nuestro vecino de blog en su Candil de sapo, solo dejaré una y la pregunta es sencilla ¿dónde están los jugadores del Barça?




lunes, 14 de marzo de 2011

¿Dónde está? 40ª prueba


Nos propusimos llegar a las cincuenta entradas y ya nos quedan menos. Las últimas imágenes, cuyo origen acertó Rocío, correspondían a Esterri d'Aneu, pequeña pero encantadora población del Pirineo leridano. Pensé que, ya que hablábamos por esos días en clase del catalán, sus variantes geográficas y sus rasgos, no sería mala idea viajar hasta la cornisa noreste y descansar en la montaña. El reposo se nos antojó breve, porque Milagros se orientaba estupendamente echando una ojeada a los tejados de pizarra y Rocío remató la faena sin darnos tiempo a henchirnos e hincharnos del limpio aire pirenaico.

Esterri pertenece a la comarca de Pallars Subirà, cuya capital es la muy mentada población lotera, Sort. Sí, claro, fuimos, pero no hubo suerte, pese al nombre y la fama que nos impedían pasar de largo. Allí estaban los más atrevidos, la mayoría foráneos, viéndoselas con los rápidos del Noguera Pallaresa -haciendo rafting, en lenguaje para iniciados-. En Esterri nos hizo la vida más agradable el gemelo de Amenábar, un catalán que lleva su negocio, los apartamentos La Trainera, con muy buen criterio y una cortesía nada empalagosa. Nos sorprendió la limpieza de las habitaciones: pasad un dedo por cualquier superficie; saldrá tal cual lo llevéis de casa.

¿Qué podemos hacer allí, además de respirar profundamente y ventilar un verano manchego que a ratos se torna peleón? Pasear sin arrebato por sus calles medievales (su cruz de término, su puente, su ecomuseo, sus minairons); comer en alguno de sus restaurantes con encanto y buenas viandas, como L'Esquella, y acercarnos al Parque Nacional de Aigüestortes, donde, además de lagos glaciares y el impresionante San Mauricio, regado por los afluentes del Noguera Pallaresa, se encuentran algunas especies curiosas de pino y otros árboles y arbustos de hermosos nombres: genciana, arándano, fresno o enebro. Pero el que más me gusta es el rododendro (azalea, pentecostera, rosa de los Alpes, bellas palabras todas), no por sus flores rosadas o rojizas, que le suben los colores al bosque a tramos casi salvaje, sino porque lo bautizaron con voz lejana, nasal y evocadora. Decidlo en alto, despacio, apoyándoos un poquito en la ene, rododendro, y estaréis en el umbral de una ensoñación.

Entre el Val d'Aran y el de Aigüestortes, ruta a ruta, sin pereza atravesada en los caminos empinados y pedregosos, la belleza natural está al alcance de un respiro. Si queréis arte, cerca quedan las maravillas románicas de La Vall de Bohí, que ya visitamos hace un tiempo.

Dos fotos más para vuestro esparcimiento. ¿Dónde están?




domingo, 6 de marzo de 2011

¿Dónde está? 39ª prueba


Como viene siendo costumbre, la señorita Milagros (a quien desde aquí felicitamos por su exitosa participación en la Olimpíada de Biología) acertó sin mucha tardanza que las fotos anteriores correspondían a Gerona y Cracovia. ¿Qué tienen que ver? En principio, nada; sólo se asemejan en la mirada que les dedicamos, en cómo el objetivo se somete al trenzado de la verja. Sobrepasado ese obstáculo, descubriremos dos hermosas ciudades en las que a uno no le importaría vivir. Huelen a serenidad, incluso si se visitan en verano -que es cuando podemos hacerlo nosotros, los docentes- porque, aunque plagadas de turistas, hay en ellas una suerte de temperatura que invita al sosiego.

Es muy recomendable caminar por las calles de Gerona ("Gerunda", en latín, de ahí su gentilicio), incluso atreverse a montar en el trenecillo turístico que amenaza con toparse con los muros en cada recodo. Así o a pie, que también es placentero, recorreremos el casco antiguo, las casas colgadas sobre el río Oñar, la rambla de la libertad, la judería... Y cuando nos cansemos, podemos quedarnos a cenar en alguno de los pequeños restaurantes cercanos al río, donde se marida la comida tradicional con exquisiteces a la francesa, siempre bienvenidas. Si disponemos de más tiempo, no deberíamos dejar escapar la ocasión de conocer la provincia: la Costa Brava es una maravilla pero, eso sí, en verano habremos de armarnos de paciencia porque las retenciones en la autopista son interminables. A mí me recordaron un cuento de Julio Cortázar, "La autopista del sur", porque casi nos lanzamos todos los presentes a la calzada, presas de la desesperación y de no tener siquiera unas agujas de ganchillo o un crucigrama que llevarnos a los dedos. Otro día volveremos.

Cracovia es una villa considerada una de las ciudades más bellas del mundo. No sé si sea para tanto, pero merece la pena asomarse por allí: la ciudad medieval (Stare Miasto), la colina de Wawel, las muestras de arte gótico, renacentista y barroco, el toque de trompeta cada hora desde la torre de la catedral, la plaza del mercado (una de las más grandes de la Europa medieval, una preciosidad), la lonja de los paños, el ámbar (compra inevitable) o la curiosidad de ver algunos de los lugares donde se rodó "La lista de Schindler", de Steven Spielberg, son algunas de las razones que puedo recordar como suficientes para dejarse caer unos días junto al vío Vístula. Por no hablar de un sacerdote muy joven y guapo, airoso de sotanas, que hizo las delicias de cuantas mujeres nos disponíamos a subir al campanario de Wawel. Por su culpa, por su gran culpa, porque todas nos hacíamos cruces - qué mejor manera de demostrar nuestra incredulidad ante la belleza humana que allí se estaba desperdiciando- nadie escuchó como es debido, con respeto y admiración, la leyenda de la campana de Segismundo, que había que tocar, como tantos otros objetos que se nos ponen por delante en el ancho universo de las supersticiones, para ver cumplidos nuestros deseos.

Y ahora, como siempre, os propongo fotos nuevas, a ver qué me contáis. Pertenecen las cuatro imágenes a una misma población.

martes, 8 de febrero de 2011

¿Dónde está? 38ª prueba





Tras un periodo de reflexión durante el que hemos estado preparando las maletas, (ya sabéis, mudas limpias, hilo dental, una chaquetita por si refresca) nos vamos de viaje. Pero antes hemos de aclarar que las fotos anteriores correspondían, como muy bien resolvió Antonio Rodríguez, al archiconocido barrio de Manhattan, en Nueva York, Estados Unidos de América.

Supuse que os gustaría conocer una imagen diferente de la ciudad, lejos del bullicio constante de Times Square y la 5ª avenida o la calle 42. Hacia el sur, antes de llegar a Wall Street, nos topamos con algunos edificios fácilmente reconocibles, como el Flatiron (edificio "de la plancha"), que queda justo al lado de los que aparecen en las imágenes. Sin embargo, durante la visita que hicimos el verano pasado, tuvimos que desviar la mirada hacia las azoteas circundantes: detectamos presencia humana, no identificada, en las alturas. Un artista de vanguardia, Antony Gormley, británico y atrevido él, había decidido exponer su obra en los lugares más insospechados de Londres y Nueva York, de modo que arte y ciudadanía se mezclaran en el ajetreo citadino durante unas semanas. Pese a los avisos por parte de la policía, neoyorquino hubo que, asustado, creyó hallarse ante un posible suicidio colectivo y desató la alarma entre sus convecinos. Cuando el artista se hace provocador - en la esencia del arte está violentar el ánimo, dicho en el mejor de los sentidos- puede ocasionar algún que otro malentendido, máxime cuando muy pocos días antes un estudiante de la universidad de Yale había puesto fin a su vida lanzándose desde el Empire State. Si queréis ver obras de Gormley, podéis echar un vistazo aquí; una de las fotos es similar a las que os propuse.

Tata-tarara-tata-tarara... New York, New York. No me creo Liza Minelli, y mucho menos Sinatra, pero es inevitable tararearla cuando uno abre ojos y orejas ante el espectáculo que siempre ofrece la gran urbe americana. Algo se nos escapa, empero, es imposible mantener la atención que requiere un organismo vivo como Nueva York, la chica flirteante y seductora que siempre parece a punto de traicionarlo a uno. Pero no lo hizo, estuvo galante y cotidiana, sin alardes ni desaires, tan familiar que creímos ver caer otro mito, uno más. A Nueva York la conocemos tanto todos sin necesidad de salir de nuestra mesa camilla, que más que descubrirla con sorpresa, creemos recordarla sin haberla visitado. Si acaso, disfrutamos del reconocimiento, del "¡Ah, mira, ahí es donde Cary Grant se encuentra con Deborah Kerr!", o del "Ahí fue donde mataron a Lenon".

Yo, seré sincera, fui feliz. Y no porque me enloquecieran las innumerables tiendas de la Quinta (aún sonrío cuando evoco el tonito de una amiga cuando, incrédula, se topó con esta calle de las calles y le pareció más bien poquita cosa), ni porque el gospel de las iglesias baptistas de Harlem me haya descubierto una vocación oculta de predicadora (ya lo soy, en cierto modo); ni siquiera porque en el Ellen's Stardust, rodeados de una mezcla entre lo que ahora hemos dado en llamar vintage y lo que siempre se ha llamado kitsch, camareros stendhalianos nos sirvieran una comida infame aderezada con sus magníficas voces. No. Fui feliz porque sentí que había encontrado, por fin, un lugar en el mundo en el que hasta sería capaz de no perderme. Bendita cuadrícula del Midtown, bendito diseño para viajeros despistados.

Mientras pienso qué otro destino elegir para esta entrada, os dejo más imágenes de The Big apple.




Ya lo pensé: dos ciudades, dos, con más de un rombo, como las películas para adultos de antaño.

sábado, 15 de enero de 2011

¿Dónde está? 37ª prueba


Sí llegamos, sí. Siempre y cuando me queden fotos para poner, de aquí a final de curso alcanzaremos las cincuenta entradas. ¿Creéis que la Junta me concedería un permiso especial para viajar durante todo un año? Estoy pensando pasar una hoja de firmas, a ver si cuela. Sería la única forma de proveerme de imágenes sin robárselas a algún fulano.

Como viene siendo costumbre, Milagros acertó nuestro destino anterior: Sevilla. La foto de interiores corresponde a la Casa de Pilatos (ya sabéis, ese señor limpio pero indolente que nunca vivió allí) y la segunda al popularísimo barrio de Triana, que desprende aroma flamenco allá, como diría Drexler, "al otro lado del río". Triana que no es Sevilla y Sevilla que no lo es sin Triana. Algo así dicen los amantes de la ciudad y del flamenco, al que se ha concedido hace poquito la distinción como patrimonio "inmaterial" de la humanidad.

De la Casa Pilatos leemos:

La presencia de D. Fadrique en Jerusalem dio lugar a la leyenda de que el palacio sevillano era una copia del pretorio de Poncio Pilatos. También existe sin embargo la tradición de que el nombre le viene dado por haber estado junto a la puerta de esta casa la primera estación de Vía crucis que iba hasta la Cruz del campo. Al señalarse en esa estación que Cristo era juzgado en casa de Poncio Pilatos, los sevillanos comenzaron a llamar al edificio "La Casa de Pilatos".

Con respecto a Triana, ¿qué puede tener que ver con las novelas juveniles de Federico Moccia? Lo podéis leer aquí. Además, quizá sabéis que el grupo de rock Triana (años 70-80) debe su nombre a este barrio. No todo iba a ser cante jondo en tierra caliente.

Pequeño homenaje a Sevilla: Una canción muy conocida con una magnífica orquesta detrás:



Y a "Diarios de motocicleta", ya puestos, con la canción de Jorge Drexler:




Y ahora, fotos nuevas: ¿Dónde están?

domingo, 9 de enero de 2011

¿Dónde está? 36ª prueba


¿Llegaremos a las cincuenta pruebas? A este paso, no lo dudo. La señorita Milagros averiguó, casi antes de ver la foto, que se trata de Bogarra, población albaceteña de esas que llaman "con encanto" situada en la Sierra del Segura y que, allá por el medievo, fue aldea de Alcaraz. La verdad es que algunos alumnos y profesores de nuestro centro podrían reconocer esta imagen sin problemas. De hecho, la profesora Inmaculada Sánchez estaba organizando una visita a la localidad, donde se encuentran la torre y la esfinge de Haches; de estilo árabe la una, escultura ibérica la otra. Os recomiendo el paraje llamado El Batán (o El Batanero), con un salto de agua en cuya base hay varios estanques en escalera.

Al ver la foto, una amiga bogarreña dijo: "Si no fuera porque la llevo en el genotipo y porque no he estado en Brasil, diría que es una favela". Vaya que sí.


Vamos a lo nuestro. Arriba tenéis nuevas fotos, que no fotos nuevas. Vosotros diréis.

miércoles, 5 de enero de 2011

¿Dónde está? 35ª prueba

Feliz año nuevo para todos, los que nos leen y los que no; los que viajan y los que se quedan en este blog; los que aprueban y los que suspenden el aprobado por unos días, encomendándose a la inspiración o a la benevolencia; los de ciencias y los de letras; los que fuman, que van a pasar mucho frío, y los que no; los que escriben guión con tilde y los que se la quitan ya, definitivamente, sin anestesia y para siempre. Yo todavía no soy capaz, se me queda en los dedos un olorcillo a traición y tengo que volver tilde en ristre y rematar la faena para sentirme en paz. Es como cuando de niños nos empeñábamos en pisar un ladrillo sí y otro no; si te saltabas alguna loseta tocaba volver, no fuera cosa de sufrir algún castigo ejemplar. Pues sí, feliz año. Y que el Don Bosco nos ampare y nos guíe en la cuesta de enero para no desorientarnos en demasía y no pisar la loseta equivocada.

Aunque he tardado un poquito en dar las soluciones, en realidad habréis podido comprobar que no ha habido ni un conato de investigación, ni un despiste geográfico, ni una chispa de duda. Si hubiera puesto una foto de la Sirenita lo entendería.

Rocío nos lo explica:

La primera imagen corresponde al Castillo Frederiksborg, una construcción renacentista que que se encuentra en Dinamarca, al igual que los otros dos. El castillo de la segunda imagen es el Castillo Krongborg, mientras que la tercera fotografía corresponde al Palacio de Fredensborg (este creo que es el de la residencia de verano).

Pues sí, sin ánimo de ser pedante, cuando hice estas fotos estábamos en el año 1992 en Dinamarca, al norte de la isla de Seelandia, a unos pocos kilómetros de la capital, Copenhague. Unos 130 kilómetros de paisajes marítimos y torreones de castillos, playas y onduladas tierras de labranza... Os cuento un poquito más de cada castillo:

Frederiksborg Slot, el logro más monumental de Cristian IV (muy conocido este monarca, qué os voy a contar que no sepáis de Cristian IV) , es uno de los mayores castillos del Renacimiento del norte de Europa. Es una fortaleza de ladrillo y piedra arenisca emplazado en tres islas. Durante un tiempo los reyes eran ungidos y coronados aquí. Destacan la fuente de Neptuno, la capilla (Slotskirken) y el órgano, uno de los más importantes del continente.

Fredensborg Slot, construido entre 1719 y 1722, es un ejemplo perfecto del barroco italo-holandés, situado en una pequeña colina y circundado por parques que fueron lugar de cacería para Federico V. Es -o, al menos, lo ha sido- residencia real durante el verano. Se debe de estar bien entre tanta vegetación pero la verdad, calor, lo que se dice calor, no es que haga mucho en Seelandia...

El castillo Kronborg está cerca de Helsinor, por eso se le llama "Elsinore" en la obra "Hamlet", de Shakespeare, cuya trama se desarrolla en él. Por eso os decía lo de la duda...



Como estamos de vacaciones y no quiero que nos cansemos en exceso, solo pondré una foto. Y sin tilde. Espero vuestros comentarios.