lunes, 9 de noviembre de 2009

¿Dónde está? 3ª prueba




Acertó Majetres la 2ª prueba: se trata de lámparas hechas de sal y están en las minas de sal de Wieliczka, cerca de Cracovia, en Polonia.
Venga, vamos por la tercera entrega. Este paraje pone los pelillos de punta, no lo dudéis. Sí, efectivamente, son miles de cruces de todos los tamaños, de distintos materiales, aunque la mayoría son de madera. Sin darnos cuenta nos encontramos absolutamente rodeados de cruces. Uno que hizo promesa y mirad por dónde van. No, eso no es exacto; no se sabe muy bien cómo comenzó este extraño rito que mezcla, como tantas veces, religión y supersticiones, aunque hay varias teorías. Ya sabéis, de esos viajes tan sencillos...
Bueno, está bien, una pista: Hace fresco.

8 comentarios:

  1. Creo que seguimos en Polonia. Esas cruces pueden rendir homenaje a los muertos en los campos de concentración nazis Auschwitz y Birkenau,

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  2. Lo siento, no es así. Efectivamente, Auschwitz y Birkenau quedan muy cerca de Cracovia, que fue nuestra anterior parada, pero ya no estamos en esa zona. Vuelve a probar suerte.

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  3. Esas fotos pertenecen a una montaña de cruces que está en Lituania, cerca del pueblo de Šiauliai. Es un lugar de peregrinación en el que es tradición que cada visitante lleve una cruz.
    Sí, de esos viajes que todo el mundo hace alguna vez en su vida...

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  4. Rocío es una campeona. Interesante el comentario. Un poco inquietantes esas cruces todas juntas. Me voy a Kaunas. Hasta luego

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  5. Bueno, bueno, voy a tener que hurgar en los últimos recovecos de la memoria para ver si encuentro algún paraje que la señorita Rocío no pueda reconocer. Estupendo.

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  6. Ha sido gracias a Carcelén, que desde que me ha puesto un 10 en un examen me ha subido la moral.

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  7. Un placer habrá sido para él podértelo poner. No lo dudes. Cuando ponemos un diez los pájaros cantan y las nubes se levantan; hasta creemos en un Dios de la docencia que nos mira como queriéndonos decir: ¿Ves, incrédulo, como sí podías?

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  8. Un placer habrá sido para él podértelo poner. No lo dudes. Cuando ponemos un diez los pájaros cantan y las nubes se levantan; hasta creemos en un Dios de la docencia que nos mira como queriéndonos decir: ¿Ves, incrédulo, cómo sí podías?

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