¿Dónde está? 23ª prueba

Por fin. Aquí estamos de nuevo. Para nadie es ya un secreto que las fotos anteriores fueron tomadas en Moscú: el metro, tristemente famoso en estos últimos días, y el cambio de guardia junto al Mausoleo de Lenin, en la Plaza Roja, eran los detalles que captó el objetivo. Milagros lo supo todo en seguida. Sólo tuvo que pensar un poco cómo se llama la torre que se ve al fondo: Spasskaya. Sí, como Boris Spassky, conocido ajedrecista que ostentó el cetro mundial hasta que en el encuentro de 1972, en plena Guerra Fría, como bien dice Milagros, se lo arrebató un norteamericano excéntrico y genial, Bobby Fischer

Sobre el metro de Moscú cabe recordar que, según cuenta la leyenda rusa -o debería decir soviética- Stalin habría dado instrucciones para que en los planos del subterráneo se distorsionase la trayectoria de las líneas que pasaban bajo el Kremlin, lugar, como sabéis, donde está la sede del gobierno. Otra asegura que el dictador mandó construir una línea alternativa y secreta que conectara el Kremlin con el Servicio Federal de Seguridad. Alguna más podéis leer en este enlace. Leyendas aparte, es cierto que las estaciones están profusamente decoradas, si bien no a la manera de Estocolmo, donde artistas modernos han dejado fluir su imaginación, sino con el lujo y la suntuosidad que seguramente gustaban a un supuesto defensor de lo austero como se hubiera creído de Joseph Stalin. Quizá tenga ocasión de apreciar su belleza alguno de los 9,2 millones de almas que transitan por ellas a diario.

En cuanto al Mausoleo de Lenin se me ocurre recordar una anécdota que me contaron durante su visita (la mía al Mausoleo, no la de Lenin a mi casa): parece ser que Stalin (omnipresente en la URSS y sus rapsodas, como veis) se negó a que Lenin fuera enterrado en otro lugar, un cementerio donde estaban sus familiares, pese a que fue la propia esposa del fallecido quien lo solicitó. Dicen que Stalin le respondió algo así: "Si no accede a enterrarlo en el Kremlin, nombro a otra viuda". Será cierto o no, pero ser capaz el amigo Iosif, lo era. También se cuenta que el cerebro de Lenin fue extraído antes de embalsamar su cuerpo para estudiar las razones fisiológicas o neuronales de su genio. En fin, historias varias.

Esta semana le cedo la cámara a Rocío Rodríguez, que es quien os propone las siguientes fotos. Como me dicen que últimamente lo estoy poniendo demasiado fácil, no pienso dar ni una sola pista. Me las reservo, Rocío, y si se quejan, entonces vemos qué les contamos.